La Casa de la Salud es una estructura en la que los procedimientos permiten hacerse cargo de los pacientes crónicos y seguirlos de forma continua, con el fin de reducir el daño causado por la cronicidad y retrasar la evolución de la patología crónica para mejorar las condiciones de vida de la persona y reducir o contener los costes del servicio de salud.
Esto se puede lograr con la condición de que la atención al ciudadano y el consiguiente proceso de diagnóstico terapéutico asistencial se supervisen constantemente para que el estilo de vida de la persona sea coherente con su patología y los controles de salud sean coherentes con las directrices regionales.
Es evidente que para alcanzar estos objetivos es necesaria una sinergia completa entre todos los servicios y los profesionales que intervienen en la gestión del paciente y de su PDTA (Itinerario Diagnóstico Terapéutico Asistencial). Por lo tanto, no debe haber intervenciones en las terapias si no se acuerdan entre los profesionales incluidos en el itinerario. Serán necesarias reuniones para la discusión de los casos, no debe suceder que los ciudadanos incluidos en una ruta puedan ponerse en contacto con los servicios de la ASL de forma autónoma y sin el conocimiento de los gestores de la ruta, a excepción de eventos de emergencia, que en cualquier caso deberán ponerse en conocimiento de los gestores de la ruta.
Todo esto implica que el ciudadano disponga de una ficha personalizada e informatizada que debe tener siempre consigo y que permita a cualquier servicio o profesional conocer la historia clínica del paciente y saber con quién contactar; también significa que hay un sistema informático de alarma que pone en conocimiento del gestor de la ruta cualquier intervención de los servicios fuera de la ruta. Por ejemplo, si fuera de los tiempos programados el ciudadano se dirigiera a una ventanilla CUP para reservar prestaciones, en la pantalla del operador de la ventanilla debería aparecer la señal de alarma para compartir con los gestores de la ruta la necesidad o no de la prestación solicitada. Si no se comprueba su utilidad y el ciudadano insiste en la solicitud, debe pagar la prestación en su totalidad y no solo el ticket.
Estas consideraciones son el apoyo a la correcta aplicación de la Casa de la Salud, para cuya realización es necesario un profundo cambio de actitud de los profesionales, que deben comprender la obligación de compartir las decisiones a través de la comparación multidisciplinar y la necesidad de que la ASL invierta sobre todo activando herramientas informáticas y en formación, porque un cambio tan radical de actitud de los servicios y de los profesionales no puede producirse sin una formación adecuada en los nuevos procedimientos y en los nuevos contenidos asistenciales.
La Casa della Salute, si se lleva a cabo lo descrito anteriormente, también puede ser sede de servicios territoriales que, integrados en una única estructura, sin duda determina una economía de gestión que puede permitir a la empresa activar toda la gama de servicios útiles para garantizar una protección eficaz de la salud de los ciudadanos.