Considerando que las altas temperaturas, que caracterizan la temporada de verano, constituyen un
factor de riesgo adicional para los trabajadores, en particular en las actividades que se desarrollan en el entorno
exterior (agricultura, silvicultura y pesca; construcción; electricidad, gas y agua; industrias al aire libre,
transportes), es necesario promover cualquier acción útil, tanto en la asistencia como en el control y
vigilancia, para que las empresas y los trabajadores adopten las medidas adecuadas de evaluación y gestión del
riesgo en cuestión.